Primer Congreso Campesino en Buenos Aires


Entre hoy y el martes, el Movimiento Nacional Campesino Indígena debatirá otro modelo productivo


"Cuando comenzamos a organizarnos, siete años atrás, la cuestión campesina casi no estaba en la discusión. Hoy esta instalada, tenemos un movimiento con capacidad de mostrar acciones concretas y con una potencialidad grande", contó a LA NACION Diego Montón, campesino mendocino e integrante de la secretaria nacional del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), que desde hoy y hasta el martes próximo concretará su primer Congreso Nacional, en el predio que el Sindicato de Pasteleros tiene en Esteban Echeverría (Camino de Cintura 6455).
El MNCI se ha desarrollado en diez provincias, con una participación activa de más de 20.000 familias campesinas e indígenas y una acción territorial que incide en más de 100.000 familias. "El Estado ha comenzado a tener en cuenta la problemática campesina. La creación de la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar y muchos de los contenidos del Plan Estratégico Alimentario (PEA) demuestran que hemos logrado introducir varios elementos propios. Ahora habrá que luchar para que los recursos estatales se distribuyan más equitativamente entre el agronegocio y la agricultura campesina", dijo Montón. Y agregó que durante el congreso los ejes de reflexión serán "la reforma agraria integral y la soberanía alimentaria".
-¿Cuál es la situación del campesino hoy?
-Hay más de 400.000 familias campesinas indígenas en el país en diferentes formas de supervivencia. Aun hoy existen muchos conflictos en los cuales las comunidades son acosadas y desalojadas. La concentración de la tierra y del agua es un flagelo producto de las políticas que ha promovido la agricultura industrial como única forma de producción y vida en el campo. Sin embargo, es la agricultura campesina la que puede resolver una parte importante de la crisis que atravesamos, dado que ella es agroecológica y dinamiza los mercados locales, generando trabajo genuino, alimentos sanos y precios justos.
-¿Cuáles han sido los logros del trabajo comunitario del MNCI?
-Las comunidades organizadas han logrado resistir desalojos, desmontes e incluso recuperar territorios usurpados por el agronegocio. También mejorar la producción y establecer experiencias de agroindustria campesina que le dan valor agregado al producto y generan trabajo. Ejemplos hay muchos: fábricas de quesos, de dulces y de salsas; bodegas de vino campesino, y carpinterías. Además, la organización regional permite que varias comunidades puedan encadenar sus producciones, tal el caso de lo que llamamos la cadena del tomate, que integra comunidades que hacen plantines en invernaderos, con otras que cultivan el tomate y otras que elabora la salsa que luego es comercializada por el MNCI. Así se obtiene un precio justo para todos los eslabones de la cadena.
Pero Montón agrega que el trabajo del MNCI va mucho más allá de la actividad productiva. De hecho, han formado botiquines comunitarios y hasta centros de salud, en manos de las comunidades. También se trabaja en la formación de los jóvenes en áreas que van de la informática hasta la producción agroecológica, con métodos y sistemas adaptados a la vida campesina, y ejes particulares en la defensa de bosques y ríos.
-¿Qué traba el progreso de las familias campesinas?
-La concentración de la tierra y del agua en pocas manos, y la legislación actual que no permite el acceso a las mismas a las familias sin tierra. Es imperioso que quienes emigraron a las ciudades puedan retornar al campo. Y para ello es necesario que el Estado tenga en cuenta al campesino como sujeto de desarrollo y promueva su modelo productivo con subsidios, infraestructura comunitaria y comprando sus productos, por ejemplo, para los comedores escolares. Es prioritario dinamizar los mercados locales y las ferias para eliminar intermediarios y disminuir la concentración y los monopolios que hoy forman los precios.
En los últimos tiempos, desde el Ministerio de Agricultura de la Nación se evidenció un acercamiento a la problemática campesina, por caso, en noviembre pasado, el ministro Julián Domínguez visitó comunidades campesinas en Santiago del Estero. "Hemos visto algunas acciones positivas que muestran un cambio de rumbo del Gobierno, sin embargo aún esta muy discriminada la agricultura campesina a la hora de programas y recursos. Uno de nuestros principios es la autonomía de partidos y gobiernos, y lo sostenemos", aseguró Montón.
El MNCI hoy trabaja en hacer visibles las luchas de las comunidades, y afirma que la denominación genérica de "campo" no los incluye. "En ocasión de la discusión por la 125 dijimos «no somos campo, somos tierra» porque no tenemos nada que ver con la Mesa de Enlace. Quienes vivimos y trabajamos en el campo nos consideramos parte de la tierra; parte de la naturaleza, no las vemos como mercancías. Producir alimentos ha sido históricamente nuestro rol y nuestra razón de ser", señaló Montón. Y añadió: "Los campesinos podemos alimentar al pueblo y no hablamos de volver a esquemas románticos, hay tecnología apropiada y la estamos desarrollando".
Dante A. Rofi
LA NACION